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MAGNÁNIMO

  1. Nombre: Magnánimo
  2. Tipo de barco: militar, navío
  3. Bandera: Española
  4. Fecha hundimiento: 13 de julio de 1794
  5. Causa: embarrancado, niebla
  6. Lugar: islote Magnánimo, islas Sisargas
  7. Nivel de buceo: avanzado
  8. Territorio GALP: Costa da Morte

HISTORIA

El naufragio que dio nombre al islote de las Sisargas

Propiedad de la Armada española, su advocación religiosa era San Justo y San Pastor. Fue construido en 1754 en Ferrol bajo la dirección del ingeniero naval Guillermo Turner, siguiendo el sistema inglés y según los planos de Jorge Juan. Era un navío de guerra de dos cubiertas y pertenecía a la clase Doce apóstoles, con 74 cañones. Tras el naufragio, el Magnánimo dio nombre al islote de las Sisargas (Malpica, A Coruña) donde embarrancó.

Desde hacía tres días, una espesa niebla borraba las costas gallegas a la vista de los navegantes. Ante el peligro que representaba en estos casos la cercanía a la costa, los buques pretendían separarse lo máximo posible.

Desde el buque insignia, el San Fernando, se disparaban cañonazos de forma intermitente para marcar la posición al resto de la flota que iba en la retaguardia. El Magnánimo seguía en la línea al almirante no queriendo perder su posición.

El viento estaba prácticamente en calma y los buques no avanzaban más de una milla horaria. Al caer la noche del día 12, se separaron ambos navíos con objeto de evitar un posible choque. En esto estaban cuando a la una de la madrugada un fuerte golpe despertó al comandante, Ramón Topete, y al resto de la tripulación que se encontraba fuera de servicio.

La niebla era tan densa que en un primer momento se pensó que podían haber abordado a otro buque de la escuadra. La repetición de los choques dejó claro que habían encallado en algún punto de la costa.

Inmediatamente se tomaron las medidas oportunas; se aferró el aparejo, se dispararon cañonazos y cohetes de aviso para evitar que el resto de los barcos que lo seguían corrieran la misma suerte. Al mismo tiempo se arriaron las embarcaciones auxiliares al agua para sondear y hacer un reconocimiento de la posición. La conclusión fue clara: el Magnánimo se encontraba literalmente encajonado entre piedras.

Estaban rodeados de rocas que emergían del mar y que, en pocos momentos, abrieron varias vías de agua llegando a inundar hasta la cubierta de la segunda batería. La pérdida era completa, por lo que solo quedaba por hacer el salvamento de la gente que ya se había reunido en cubierta a la espera de órdenes. Al comprender que se encontraban en las islas Sisargas, se decidió trasladar allí primero a los enfermos y luego a todos los que no fueran necesarios a bordo.

Una víctima entre casi 600 tripulantes

A la mañana siguiente, el 13 de julio de 1794, continuaba la niebla con igual densidad; la visibilidad era inferior a una milla. La tripulación consistente en unos 560 hombres se hallaba ya a salvo en la isla aunque hubo que lamentar la pérdida de un soldado de infantería de marina que pereció ahogado.

Aunque exhausta, sin agua ni comida, estibadas en la parte sumergida del navío, la tripulación estaba dedicada al duro trabajo de salvar todo lo posible del buque. Continuaban disparando cañonazos en señal de ayuda, pero era difícil que el resto de la flota se hiciera una idea exacta de su situación.

Recibir ayuda era improbable en tales circunstancias. Además, ninguno de los comandantes arriesgaría su buque en medio de la niebla entre los acantilados.

Tras el naufragio, se procedió al salvamento de parte de los pertrechos y de la artillería, formada por 74 cañones de 24, 18 y 8 libras. Posiblemente, el Magnánimo estaba forrado en cobre.

En 1970 hay constancia de que se extrajeron varias piezas de artillería del pecio.

Dos navíos de dos puentes españoles anteriores a 1785, similares al Magnánimo.
Navío español de 74 cañones, de Agustín Berlinguero.

GALERÍA

LOCALIZACIÓN