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Monte do cabo

FISTERRA

De sobra conocido es que el monte do Cabo, donde se levanta el mítico faro de Fisterra, regala casi en cualquier momento una de las más hermosas vistas de esta costa y de las más impresionantes puestas de sol. Pero estos acantilados de casi 140 metros de altura y los islotes que los rodean a escasa distancia de la costa han sido lugares trágicos para la navegación marítima.

Desde el flanco este del faro se puede ver perfectamente, a solo unos 700 metros, como “O Centolo” (nombre que aludía al demonio) se levanta unos 25 metros entre la batiente de las olas. Allí naufragaron barcos como el Blas de Lezo (11/07/1932) y del otro lado del cabo, embarrancó el Hawkinge (12/12/1929).

 

Dentro de la ría. A pesar de considerarse un lugar más apacible, la lista de naufragios es también larga. Hoy en día, los pecios aquí localizados son joyas para los buceadores recreativos como La Bayonaisse (28/11/1803), el Great Liverpool (24/02/1846) o el Emile Louis Dreyfuss (08/10/1927). En otro islote, el de Lobeira Pequena, pereció el Filtric (13/01/1970).

 

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