Podcast | Buceo recreativo en el territorio RIMARTES

El buceo recreativo es una actividad de ocio turístico que aumenta año tras año su número de aficionados.

El buceo recreativo es una actividad de ocio turístico que aumenta año tras año su número de aficionados. La posibilidad que ofrece de contacto con la naturaleza y descubrir zonas poco accesibles es uno de sus mayores atractivos.

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Galicia es un lugar ideal para adentrarse en esta práctica, especialmente para los amantes de la historia, que podrán bucear en una de las zonas con mayor número de pecios en sus profundidades.

Desde Bergondo hasta Porto do Son, en el litoral de la provincia de A Coruña, se encuentra una de las áreas en las que más crece esta práctica. Aunque la época de mayor actividad se concentra entre primavera y verano, los centros de buceo locales recomiendan las inmersiones de inverno, por contar con aguas más limpias y cristalinas.

Para poder iniciarse en el buceo recreativo con un equipo autónomo es imprescindible hacerlo de la mano de centros homologados en los que poder realizar el curso de iniciación. Con este se adquieren las nociones básicas y un certificado que permite bucear en cualquier lugar del mundo. Aunque hay numerosas organizaciones que ofrecen sus propias acreditaciones, las más populares son PADI, SSI y FEDAS.

A nivel internacional, el certificado más utilizado es el Open Water, que permite bucear de forma autónoma hasta 30 metros de profundidad.

Sumergirse en las profundidades marinas es una experiencia única y accesible a la mayoría de la población, ya que su actividad no requiere de un extraordinario estado físico, ni siquiera de una edad máxima. Aún así, para poder practicar el buceo recreativo, es necesario presentar un certificado médico expedido por un facultativo colegiado.

Los centros colaboradores del proyecto Rimartes: Buceo Galicia, Nauga Buceo, Deep Team Coruña, Buceo Malpica, Buceo Finisterre y Mergullo Compostela, que cuentan con equipos de máxima calidad, además de iniciar a los nuevos buceadores e impartir cursos de especialización, organizan inmersiones guiadas a los pecios más emblemáticos del litoral gallego.

Conocer la historia de los naufragios de una de las costas más temidas por los navegantes a través de los siglos, será tan fácil como sumergirse en uno de sus barcos hundidos.

Podcast | Profesionalización del salvamento marítimo

Emblemática lancha de salvamento de la Cruz Roja del Mar, la Blanca Quiroga, que cumplió servicio durante 29 años.

Galicia y sus casi 1.1500 kilómetros de costa, ha sido a lo largo de la historia una de las rutas marítimas más temidas por los navegantes.

Los fuertes temporales, la peligrosidad de sus aguas y la ausencia de equipos de salvamento marítimo profesionalizado, provocaron numerosos y dramáticos naufragios frente a sus costas.

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Hasta mediados del siglo XX, sobrevivir a un accidente marítimo dependía de la solidaridad de otros marinos y marineros y de la colaboración inmediata de los vecinos de la zona, poniendo en riesgo sus propias vidas.

Con escasos recursos y una nula formación profesional, el voluntariado local contribuyó al rescate de centenares de náufragos, aunque las pérdidas, posiblemente fueran mayores.

Entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX aparecieron las primeras sociedades de salvamento de náufragos en Estados Unidos y Europa, siendo Reino Unido, el país que marcaría el camino a seguir para el resto de los Estados del viejo continente. Estas asociaciones solían ser de carácter privado y filantrópico, que trabajaban en exclusividad con personas voluntarias dedicadas a salvar vidas y dejando de lado la recuperación de los buques accidentados.

Siguiendo el ejemplo británico, en 1880, se creó la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos, y aunque carecía de medios suficientes y su personal también era voluntario, fue la semilla de la creación de la Cruz Roja del Mar, fundada en A Coruña en 1971. De hecho, en esta localidad, si te acercas al parque de Bens podrás ver la emblemática lancha de salvamento, la Blanca Quiroga, que cumplió servicio durante 29 años.

Al año siguiente, en 1972 la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos se integró oficialmente en Cruz Roja Española y desde entonces y durante décadas, junto con la Armada y el Ejército del Aire fueron los encargados de realizar las labores de Salvamento.

No fue hasta 1993 cuando, por imperativo internacional, se creó la actual Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, más conocida como Sasemar. Su formación se logró gracias al aporte de profesionales provenientes del ámbito marino y de la Cruz Roja del Mar, entidad con la que a día de hoy, todavía mantiene acuerdos de colaboración.

Desde su creación, Salvamento Marítimo ha salvado más de 350.000 vidas en las costas españolas y el inconfundible color naranja de su flota se ha convertido en símbolo de esperanza para los 3.000 buques que son atendidos, de media, por sus dispositivos.

Sasemar cuenta en la actualidad con más de 1.400 profesionales, 20 centros de coordinación y 87 unidades marítimas y aéreas, que además de velar por la seguridad marítima también se preocupan de mantener limpios los mares.

Podcast | ¿Cómo localizar un pecio?

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¿Alguna vez te has preguntado cómo se localiza un pecio? En primer lugar debemos aclarar que un pecio es el resto o fragmento de una embarcación que ha naufragado y que normalmente se encuentra en fondo del mar.

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Aunque en numerosas ocasiones el descubrimiento de una nave hundida obedece a un hallazgo casual, lo cierto es que existe un procedimiento científico y estandarizado que puede seguir cualquier persona interesada.

Según los expertos, cuando queremos identificar la localización exacta de un barco específico, lo primero que debemos hacer es dirigirnos a los archivos. El Archivo de Simancas en Valladolid, el Archivo de Indias en Cádiz, o el Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán en Ciudad Real, son algunos de los más consultados.

Aquí deberás buscar referencias geográficas y posibles topónimos que aparezcan en los documentos. Las cartas náuticas, mapas y cualquier cartografía puede ser una buena fuente de referencia.

¿Por qué es tan importante la toponimia? Pues porque muchos puntos en Galicia deben sus nombres a los naufragios.

El siguiente paso será contactar con pescadores de la zona, buceadores que puedan saber algo y arrojen algún tipo de información interesante en tu búsqueda. Los expertos también recomiendan acudir a las fotografías aéreas, pues aseguran que los pecios situados a poca profundidad suelen verse en las imágenes tomadas desde el aire. Podrás encontrar instantáneas de diferentes años en las diversas plataformas geográficas disponibles.

Una vez recopilada la documentación y con una idea aproximada de la zona en la que puede estar el pecio, si este lleva más de 100 años hundido, deberás solicitar autorización a la administración competente, para proceder con una investigación de campo. En el caso de Galicia, deberás solicitar el permiso ante la Consellería de Cultura de la Xunta.

Una vez concedida la autorización, procede iniciar la campaña geofísica. Entre las diferentes herramientas disponibles, puedes utilizar una sonda o enviar una cámara que permita detectar algún elemento correspondiente a alguna embarcación.

Si las condiciones lo permiten, el último paso será la verificación personal, a través de inmersiones realizadas por buceadores profesionales. Y si tu búsqueda ha sido fructífera, recuerda que debes informar a las autoridades sobre tu descubrimiento.

Buscar pecios no es una aventura, requiere tener conocimiento y ser responsable ante los hallazgos que se localicen. Informar a las autoridades es lo primero, ellas marcarán los pasos a seguir.

 

 

Podcast | Ruta Bastión atlántico

La ruta “Bastión atlántico” nos ofrece un increíble recorrido por la historia del Golfo Ártabro Sur, que abarca las rías de A Coruña y Betanzos y traza una línea del tiempo desde la Edad Media hasta la actualidad.

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Si quieres descubrir los secretos del patrimonio subacuático de una de las costas más occidentales de Europa, sin tener que sumergirte, te proponemos realizar el recorrido por tierra, de norte a sur.

Puedes empezar en la localidad de Sada, visitar su puerto pesquero y recorrer las calles del emblemático barrio de Fontán. Aquí, además de disfrutar de la tradicional arquitectura marinera gallega, podrás conocer los vestigios del  castillo homónimo que, junto con el de Corbeiroa, protegió durante siglos una próspera y productiva ría.

Siguiendo por el litoral, dirección a la ciudad de A Coruña, conocerás la inmensidad de sorprendentes paisajes naturales, cuya esencia sentirás al contemplarlos desde algún mirador. Una parada recomendada es el Faro de Mera, que hoy alberga el Aula del Mar y desde donde podrás saludar a la imponente Torre de Hércules, único faro romano y el más antiguo del mundo, todavía en funcionamiento.

La ría de A Coruña, pese a su aspecto tranquilo, esconde en las profundidades de su entrada un conjunto rocoso conocido como “As Xacentes” que, en días de temporal,  se convierte en una peligrosa trampa para los buques de gran calado.

Aunque son numerosas las embarcaciones hundidas en este tramo del litoral, si te acercas hasta la zona de la playa de San Amaro, estarás cerca de uno de los pecios más visitados por los submarinistas recreativos. Hablamos del Rytterlhom, popularmente conocido como “el Chino”, un mercante noruego que naufragó en octubre de 1976, en la entrada de la ría. 34 de sus 35 tripulantes fueron rescatados con vida, excepto el cocinero, de nacionalidad china, que se negó al rescate, y por cuyo apelativo se conoce hoy a la embarcación.

Durante la visita por tierra, no te puedes perder el Museo Histórico Arqueológico de A Coruña, situado en el Castillo de San Antón y declarado Bien de Interés Cultural, o el Porto das Ánimas, actual Marina deportiva de A Coruña y cuyo antiguo nombre deriva de la constante llegada de fallecidos y náufragos a este punto de la dársena. Se decía que las almas vagaban por aquí.

Si quieres “sumergirte en el fondo del mar sin mojarte” te sugerimos una visita al Aquarium Finisterrae. Mejor a mediodía.

En la entrada a la instalación encontrarás una de las anclas del petrolero griego Mar Egeo, hundido durante una desapacible noche de tormenta, en diciembre de 1992. En la actualidad, por su cercanía a la costa, es uno de los pecios más visitados y forma parte ineludible de la historia marítima reciente de Galicia.

Para finalizar el recorrido, acércate a estos miradores naturales. El Monte de San Pedro, en A Coruña, el parque de Monticaño, en Artexio  o al santuario de la Virgen de Pastoriza desde donde podrás disfrutar de unas  inmejorables vistas del Golfo Ártabro.

 

Folleto RIMARTES. Riqueza del mar, tesoros de lo profundo:

 

Podcast | Ruta Costa da Morte, leyendas y naufragios

La Costa da Morte es y ha sido a lo largo de la historia, uno de los tramos marítimos más temidos por lo navegantes europeos. Tanto es así que, entre las diferentes teorías sobre el origen de su nombre, prevalece la idea de que el topónimo se debe a los numerosos y dramáticos naufragios ocurridos en esta zona. Una costa abrupta, de traicionera orografía y fuertes temporales.

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La peligrosidad de sus aguas fue motivo de crónicas internacionales y referencias literarias, en las que además de recoger los accidentes marítimos, también mencionaban al Finisterrae ibérico y su imponente atardecer, ese mágico lugar donde se creía que moría el sol. En la actualidad es uno de los puntos más visitados de Galicia.

La ruta por la Costa da Morte, que abarca de norte a sur desde A Laracha hasta Carnota es un itinerario ideal para aquellos visitantes ávidos de aventura, historia y leyendas. A través de este recorrido, tanto si decides sumergirte para visitar los pecios, como si optas por realizarlo por tierra, conocerás de primera mano la riqueza de una tierra cuyo valor está íntimamente ligado al mar y los naufragios.

De hecho, durante tu viaje, seguramente verás numerosas cruces en varios acantilados, todas ellas en recuerdo a los marineros desaparecidos en accidentes marítimos. Las más representativas son las de Ardeleiro, en Malpica y las del camino hacia el cabo Roncudo en Corme.

Frente a este punto, al otro lado de la ría, en el Cabo de Laxe, encontramos otro de los homenajes a los fallecidos en el mar. Aquí se levanta una emotiva escultura de una mujer mirando al horizonte, mientras sostiene a un bebé en brazos. “La espera”, como así se llama la obra de la artista Iria Rodríguez, representa el sentimiento generalizado de miles de familias que a lo largo del tiempo subían a los puntos más altos con la esperanza fallida de ver regresar a sus seres queridos.

Siguiendo por el litoral hacia el sur, llegarás al municipio de Camariñas, donde además de poder recorrer su propia ruta de los naufragios, podrás visitar el primer faro electrificado de España, situado en cabo Vilán. Su modernización se debe a uno de los naufragios más dramáticos de la Costa da Morte, el del Serpent. Este era un torpedero de la armada británica que una oscura noche de noviembre de 1890 naufragó en punta Boi. Solo hubo 3 supervivientes y los cuerpos de 173 tripulantes fueron arrastrados por el oleaje a la playa de Trece. Aquí, los vecinos de la localidad ayudaron a enterrarlos en lo que hoy se conoce como el “Cementerio de los ingleses”, donde anualmente se les rinde homenaje institucional.

Siguiendo hacia el sur, al otro lado de la ría, llegarás a Muxía, la localidad marinera considerada como una de las zonas cero del Prestige, el petrolero que se hundió frente a la Costa da Morte en noviembre de 2002, provocando uno de los mayores desastres ecológicos de nuestra historia. En Punta da Barca, se halla la escultura “A Ferida”, en homenaje al voluntariado que se volcó con la limpieza de las playas inundadas de chapapote.

Siguiendo en Muxía, en el Parador Nacional Costa da Morte, encontrarás la exposición permanente de las cartas náuticas de Pepe de Olegario, el marinero que durante años también dibujó a mano mapas de los pecios hundidos en esta franja del litoral, señalando puntos en los que pescar.

Si continúas tu recorrido hasta Fisterra además de visitar el Cabo y su admirado entorno, también puedes acercarte hasta el puerto. Aquí encontrarás el ancla del Casón, un carguero de bandera panameña que naufragó frente a la playa de O Rostro en 1987 y que obligó a desalojar toda la comarca por el riesgo de contaminación que suponía su carga.

Para terminar tu ruta por la Costa da Morte, sugerimos que te acerques hasta Carnota, otra de las zonas cero del Prestige y testigo de la solidaridad ciudadana ante los accidentes marítimos. Recorre los más de 8 kilómetros de senda azul que transcurre por la costa y disfruta de una de las mejores y kilométricas playas de Galicia.

 

Folleto RIMARTES. Riqueza del mar, tesoros de lo profundo:

 

Podcast | Ruta La frontera de Os Meixidos

La ruta de “La frontera de Os Meixidos” va desde Carnota hasta Porto de Son y abarca una da las zonas más peligrosas para los navegantes. Las diferentes formaciones rocosas situadas en las profundidades de la ría de Corcubión y la ría de Muros- Noia, son conocidas como Los bajos de Os Meixidos, peligrosas trampas naturales, difíciles de ver incluso con buen tiempo.

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Os Mexidos han sido los causantes de incontables pérdidas humanas y centenares de naufragios entre los que destaca el del buque Cardenal Cisneros, en octubre de 1905. Este era un crucero acorazado de la Armada española, que se encontraba realizando operaciones en la ría de Muros, cuando recibió indicaciones para ir a Ferrol a reparar unas averías. Al poco de salir de su zona de fondeo, al pasar cerca de los bajos de Os Meixidos, tocó con un escollo que desgarró su casco en más de 50 metros. Pese a que el acorazado se hundió, otras embarcaciones próximas al accidente y vecinos de la localidad de Muros, ayudaron a que los 544 tripulantes del Cardenal Cisneros sobrevivieran al naufragio.

Por este motivo, la villa de Muros, uno de los pueblos marineros más emblemáticos de Galicia, recibió en 1906 el título de “Muy humanitaria”, un honor concedido por el rey Alfonso XIII que todavía conserva en su escudo. Te recomendamos pasear por sus calles empedradas con antiguos edificios y robustos soportales; disfrutar de la gran gastronomía local y sentir la coherencia del tiempo en su gente de mar.

Si continúas hacia el sur, y buscas una panorámica del litoral y de ría de Muros-Noia, sugerimos que pares en algunos de los miradores, desde donde también podrás vislumbrar los temidos bajos de Os Meixidos. El mirador de Caamaño, Tahume o el de Enxa en Porto do Son, te ofrecerán las mejores vistas.

Precisamente en el monte Enxa se encuentra el Centro Zonal de Coordinación del Tráfico Marítimo de Fisterra, que controla la navegación del corredor marítimo de A Costa da Morte, que transcurre en el punto más cercano a tierra, a 22 millas de la costa. Su objetivo es reducir los accidentes marítimos en esta zona y mejorar la capacidad de respuesta por parte de los dispositivos de salvamento.

Para finalizar la ruta, ya en Porto do Son, puedes visitar el Museo Marea, el Museo de la Memoria Marinera, en el que encontrarás objetos relacionados con los naufragios, entre los que destaca una placa de la caldera del Horatio, un vapor inglés hundido en los bajos de o Xorexo (homólogos de los Meixidos) en 1904.

Uno de los tesoros más importantes del museo son las “libretas de marcas de pesca” en la que los patrones de los barcos de la década de los años 50 del siglo XX, marcaban a mano los puntos en los que pescaban. Llama la atención que uno de los caladeros lo sitúan en el barco Blas de Lezo, un crucero militar que naufragó en 1932 en A Costa da Morte, al chocar con unos bajos no cartografiados mientras realizaba maniobras militares.

Esta relación evidencia una realidad indiscutible, y es que los pecios, pese a haber protagonizado dramáticos accidentes marítimos, en la actualidad son grandes arrecifes artificiales, que albergan en sus estructuras una rica y gran biodiversidad marina.

 

Folleto RIMARTES. Riqueza del mar, tesoros de lo profundo: